sábado, 24 de abril de 2010

VELO, PAÑUELO Y CONSTITUCIÓN DE 1978


"Artículo 16.1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de losindividuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones,que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por laley.2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religióno creencias.3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicostendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española ymantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la iglesia Católica y las demás confesiones."

De tanto en tanto salta la noticia, en algún rincón de España, en alguna escuela de alguna lejana o cercana población, de que una niña no puede asistir a clase por llevar un pañuelo cubriéndole la cabeza. El centro en cuestión alega que el ordenamiento interno deja bien claro que no se puede asistir a clase con la cabeza cubierta por gorros, gorras, sombreros o similares.Suponiendo que sea así, está claro que la redacción del ordenamiento, de llevarse al extremo, chocaría de lleno con el artículo 16 que encabeza estas palabras.El pañuelo que libremente lleva una niña que profesa la religión musulmana forma parte de la cultura religiosa y de la manifestación de la misma; "las gorras, gorros, sombreros o similares", no tienen nada que ver con el artículo 16.Está claro que el ordenamiento interno de estos centros cumple una función de socialización clara, como lo hace también la uniformidad a la que someten a sus alumnos. Pero existe una diferencia abismal entre la uniformidad perseguida con el vestir, y el arraigo religioso que en estos casos lleva consigo el velo. Y que mejor que un ejemplo para facilitar el entendimiento.

Imaginemos una niña de 14 años, española, cristiana o no, atea o no, culé o merengue -¡qué más da!- que decide ir con la cabeza cubierta a esa escuela en la que se prohíbe llevar gorros, gorras, sombreros, velos o similares. En ese caso, la dirección de la escuela, ateniéndose al ordenamiento interno del centro, haría bien en obligarle a quitarse ese pañuelo para poder asistir a clase. Aquí el artículo 16 de la Constitución no tendría nada que decir; como tampoco el resto de leyes que articulan, entre otras cosas, la libre disposición del centro para regular, a través de ordenanzas internas, materias relativas a la disciplina y la convivencia en dicho centro -claro está: siempre que respete la legislación vigente-.

¿Pero qué ocurriría si esa niña fuese musulmana y el pañuelo que lleva en la cabeza la manifestación voluntaria de la religión que profesa? En mi modesta opinión, el ordenamiento de centro, para ese caso, contravendría el artículo 16 de la Constitución española al no permitir la práctica religiosa de la fe que profesa la niña.

Algunas voces son muy críticas con esta tolerancia para el velo y se preguntan por qué no vale el mismo razonamiento para la prohibición de crucifijos en las aulas. En mi opinión, son cuestiones nada comparables: En el caso de los crucifijos, la religión cristiana no deja explicitada la obligatoriedad de estos símbolos como “disciplina” religiosa; mientras que el velo sí que lo es dentro de la religión musulmana. Ahora bien, si en lugar de los crucifijos hablásemos de los velos de las monjas de clausura, la cosa es bien distinta; ellas sí que tienen esa obligatoriedad y por ese motivo se les respeta el uso del velo para cubrir sus cabeza... ¡Incluso en los centros donde no se les permite a los alumnos llevar la cabeza cubierta!

Por lo tanto, si queremos de verdad una sociedad enriquecida en su pluralidad y en libre convivencia, deberíamos empezar por enseñar a los alumnos que los centros educativos están para educar -como su nombre indica-, formar y enseñar a convivir en paz. Esa debería ser la prioridad y no otra. Llevar o no velo no debería suponer conflicto alguno. Es triste que aquellos que deben dar ejemplo a sus pupilos sean los que gestan este tipo de enfrentamientos donde antes sólo había buena convivencia.

Tenemos un ordenamiento jurídico que es la envidia de muchos países desarrollados; y ello gracias a la ausencia de rigideces dogmáticas. Sabemos que toda norma que emana de un sistema de poderes verdaderamente democrático es susceptible de ser modificada, derogada, articulada e interpretada, y que tenemos la posibilidad de recurrir a los tribunales para ello . Intentemos ajustarnos a ese maravilloso derecho mientras sea posible; y en caso contrario, recurramos a los tribunales para dilucidar. La calidad jurídica de nuestro futuro pasa por evitar que este último recurso se convierta en rutinario. Del buen hacer de los jueces depende.

lunes, 19 de abril de 2010


La portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, durante una intervención en el Pleno del Congreso. - EFE/Angel Díaz PUBLICO.ES / EUROPA PRESS - Madrid - 19/04/2010 12:11


¿PODRÍA DECIRME ALGUIEN DE QUÉ ESTABA HABLANDO SORAYA SÁENZ EN EL MOMENTO DE SU INTERVENCIÓN, CON ESA BOQUITA ABIERTA Y MIDIENDO DISTANCIAS ENTRE ÍNDICES? ¡AAAAAY, NIÑA PERVERSA...!

PD La foto es un accidente, pero la selección no. ¡Viva el periodismo de humor!

sábado, 17 de abril de 2010

NUNCA ES TARDE CUANDO LA DICHA ES BUENA


Son numerosos los estudios hechos por psicólogos y psiquiatras que hablan de los bloqueos emocionales que tienen su origen en anhelos frustrados en la infancia o adolescencia. Pero éste no es el motivo por el que he escrito estas palabras que estáis leyendo; quiero compartir algo que, creo, puede ayudar a más de uno/a.
Tendría unos 9 años cuando me empeciné en regalarle a mi mejor amiguita, mi vecina, unos zapatos de gitana; uno de esos zapatos de color rojo con topos blancos. Ella y yo siempre andábamos juntos a todas horas; jugando, contándonos nuestras cosas y fantaseando con que éramos mayores y teníamos unos hijos que criar. Recuerdo que a ella le encantaba bailar, taconear las rumba catalana que sonaba en la radio o salía del tocadiscos de su hermana mayor, pero nunca pude cumplir ese pequeño sueño; entre otras cosas porque no tenía recursos para poder hacerlo: mi paga se limitaba a unas pocas pesetas semanales, y la dosificaba para poder completar la colección de fútbol de 1a división. Como podéis entender, ahorrar para unos zapatos con semejante paga era una empresa titánica para un joven romántico de 9 años.
Fue en la pre-adolescencia cuando cayó en mis manos la bibliografía completa de Sigmond Freud, y fue un par de años más tarde cuando descubrí que la salud mental pasa por renunciar con asunción a lo higiénicamente renunciable; a aquello que, de insistir y perseverar en nuestra mente de forma obsesiva, puede convertirse en una frustración permanente, de por vida. Ahora bien, también entendí que luchar por alcanzar lo deseado y lícito para que no llegue a convertirse en una pesada carga el resto de tus días, no sólo es justo, sino que es aconsejable. De lo contrario, el potencial de realización de la persona tiene muchos números de quedar truncado y sin alternativas.
Interioricé cada página, cada frase, cada palabra del honorable Sigmond y vi la luz donde otros sólo veían sombras: aceptar el fracaso era una opción; pero también lo era generar una alternativa que, anhelada con la misma intensidad, supliera y enterrara el pueril deseo pasado. Y así lo hice: pasaron unos pocos años y me di cuenta de que me gustaba más la madre de mi amiguita que mi amiguita. Así que aquel preadolescente decidió tomar las riendas de la vida en un osado acto que jamás olvidará.
Un 24 de abril, día de Sant Jordi en Catalunya, regalé a la madre de mi vecinita un hermoso conjunto de lencería rojo con diminutos topos blancos. Los beneficiosos efectos de aquel hecho no se hicieron esperar, y así, en una calurosa tarde de verano, puse punto y final a lo que, con toda seguridad, hubiese sido un trauma en mi futura vida adulta.
Aún ahora, varías décadas después, recuerdo con agradable nostalgia el moreno y terso vientre de la madre de mi amiguita, contrastando con el vivo rojo de su ropa interior... Aquel fue un verano de sudor y respiración entrecortada. Ahora, gracias a ella - a la mamá de mi dulce amiguita de la infancia-, sé que puedo desquitarme de la presión de mis propios deseos; ahora, o puedo con ellos o los cambio por otros mejores. El tiempo -llámalo años-, lejos de entorpecer, ayuda.

¿Tu jefe te ha regalado unos zapatos rojos a topitos blancos? Anda, cuéntame tu historia...

jueves, 15 de abril de 2010

NOS MINTIERON Y NOS SIGUEN MINTIENDO

"El IPC sube siete décimas en marzo, la mayor subida desde diciembre de 2008 La tasa interanual se coloca en 1,4% Los expertos no están preocupados porque la inflación subyacente sigue en 0,2% La vicepresidenta Elena Salgado afirma que 'no habrá sustos con los precios' "

MAR DÍAZ-VARELA Madrid 15/04/2010 Actualizada a las 09:11h Economía


Con este titular arrancan tantas preguntas... que no sé por donde empezar.


En primer lugar, alguien debería explicar por qué la inyección de dinero en el sistema, cuando viene de los bancos y en forma de créditos, no genera inflación, pero cuando se hace a través de incrementos salariales, parece ser que sí la genera.

Muy señores míos, está claro que la vergüenza no la conocen y por eso juegan con la ignarancia de la "clase media" de este país... y de otros países. No tiene perdón que personas preparadas, con información, actuando con alevosía y premeditación, se aprovechen sin ningún pudor de la ignorancia de la gente, no existe calificativo lo suficientemente duro para etiquetarlos.

Si todo fuera el acto en sí, la avaricia humana llevada al extremo, aún podríamos recurrir a la antropología para llegar a algún razonamiento que, a su vez, nos llevase a la inevitable condición humana. Pero no se han conformado con sodomizar al pueblo: nos han dado y nos están dando información falsa, en un intento pueril de negar la "gamberrada". Cuanto menos, penoso.

No quiero aburrir a nadie con datos y por eso me limitaré a pedir que alguien, si puede, me diga por qué los precios de la vivienda nueva, durante años, antes de la crisis, sufrían incrementos del 18% o más (!) anualmente y no afectaran lo más mínimo al IPC, todo ello teniendo en cuenta que no existían precios de la cesta de la compra que sufrieran decrementos mínimamente significativos que pudieran paliar esas barbaridades de apreciación, año tras año.

Para acabar, y como dato adicional a las mentiras presentes que nos cuentan, ¿por qué no dicen claramente que el repunte del IPC, que está anunciado en la cabecera de esta noticia, obedece básicamente al "paupérrimo" incremento del precio de los carburantes? ¿Por qué se empeñan en hacer positivo lo que no es más que un claro indicador de que estamos en recesión económica -visión heterodoxa, pero no por ello irreal-? ¿Querrá decir que aún está por llegar lo peor?

A ver si va a ser verdad lo que nos cuenta el Catedrático de Estructura Económica del IQS -Universidad Ramón Llull-, Santiago Niño Becerra...

Desde aquí ya hago mi vaticinio particular: 2010 será el año en que España se convertirá en la segunda Grecia. Por el bien de todos, espero equivocarme.